Una densa neblina llenaba el recinto, cubría todo con un velo de misterio y oscuridad.
- cómo es que me has encontrado?
- no te buscaba, solo supe que debía venir.
- de verdad has crecido, no te recordaba tan fuerte y hermosa.
- he vivido recordando la historia de la mujer que dio su vida para revivir a los soldados que nos salvaron de los ignitas aquella noche...
- olvidémonos de eso Mely, ya es pasado, ahora hay nuevos horizontes.
- como es que volviste?
- no he vuelto... Whisper está muerta. Yo tengo su esencia y memorias... nada más.
- eras mi amiga.
- y ya no?
- no sé.
- no es un mal lugar para averiguarlo...
Era cierto, al dejar de prestar atención a su conversación me fijé en los alrededores, la neblina se había disipado levemente y podían verse calaveras y extrañas formas curvas en las paredes de aquel cementerio.
Notábase el peligro y no había nada que pareciera alentador.
Algo brilló frente a nosotros, nos detuvimos... parecía ser una esfera de luz... se acercaba hacia nosotros rápidamente. La esquivé apenas por unos centímetros, golpeó la pared haciendo trizas unos huesos colgados de una cadena y un ruido terrible... entonces la oscuridad desapareció y volaban luces en todas direcciones...
- Acérquense rápido! -dijo Anyelis.
Nos pusimos alrededor de ella y realizó un conjuro extraño, las lápidas temblaron levemente, entonces vi lo que estaba haciendo.
Una de estas esferas de luz golpeó de lleno a Evil Orgasm, la tiradora, en el pecho... pero rebotó sin hacerle daño, en el escudo invisible que Anyelis estaba conjurando sobre nosotros.
No veía nada, solo luces que surgían de las tinieblas circundantes y que se acercaban a nosotros, pero sin poder golpearnos, por lo que Anyelis de nuevo pronunció un conjuro... esta vez logro crear una llamarada enorme que iluminó la habitación, el fuego que conjuró se desplazó por las paredes del recinto, dejando un haz de luz que nos facilitaba el observar a nuestros atacantes... eran exactamente trece fantasmas, de un brillo azulado y rostro invisible.
Meylin fue la primera en reaccionar, conjuró su hechizo más poderoso, la terrorífica calavera, que dejó fuera de combate a los fantasmas por algunos segundos... los cuales fueron aprovechados por Melanie para adelantarse y hacer girar su lanza... pero sus ojos se abrieron de par en par.
- no puedo golpearlos!
- no -dijo Anyelis- son seres etéreos, solo la magia les hace daño.
- eso tiene remedio -dijo Meylin.
Conjuró una enorme bola de fuego que incineró a tres fantasmas de un golpe... entonces vi a Evil Orgasm tensar su arco con una flecha cargada de magia.
Recordaba el hechizo, me lo enseñó el vejo Simón mientras entrené en Doshim, consistía en concentrar toda la magia en una flecha, así golpeábamos a seres que tenían alguna protección mágica, generalmente conjuradores enemigos.
Atacamos a los fantasmas con más bolas de fuego, flechas mágicas y un viejo truco, una flecha invisible capaz de golpear sin importar la defensa del atacado, la flecha etérea.
Los fantasmas desaparecieron dejando la habitación completamente destrozada, no había nada que pudiera interesarnos, en verdad era solo una vieja catacumba.
Anyelis avanzó unos pasos y se detuvo, levantó una de sus manos como jurando.
- Acá está, oculto, lo que hemos venido a buscar... pero está protegido.
- cuál es su protección? -pregunté.
- sercë(1), una vieja protección... pero efectiva... Es verschüttet Ihr Blut, um das zu sehen, was zu Ihren Augen versteckt wird.(2)
- yo lo haré.
Evil Orgasm dio un paso al frente sacando uno de sus guantes. Un hilo de sangre fluía de su antebrazo.
Anyelis no hizo preguntas, la miró directo a los ojos, pude ver comprensión en su mirada, casi como si la arrullara ... pero solo fue un momento fugaz.
Señaló el lugar justo al centro de un pequeño círculo que no había notado antes.
La sangre cubrió el círculo, y comenzó a levantarse lentamente una columna... nunca hubiera podido decir que eso estaba allí.
Al llegar la extraña arquera a mi lado, ya se había calzado el guante, no se notaba que estuviera roto por ninguna parte...
- como es que te has herido?
- no lo hice... es un estigma... es mi castigo, hasta el día de mi muerte.
- castigo? por qué? no entiendo.
- entonces es mejor que no sepas.
Estaba a punto de preguntarle el porqué de su respuesta, pero una luz iluminó por completo la habitación dejándonos completamente aturdidos, como pude agucé mi vista y pude distinguir como Anyelis tomaba de la parte de atrás de la columna un pequeño libro. Al instante la luz desapareció.
- que es eso? -preguntó la Dama Blanca.
- esto nos dirá adonde podemos ir para encontrar a quien tomó la ánbiola, acá está todo lo que necesitamos saber.
Me acerqué para mirar y no pude creer lo que veía, era un libro infantil... lo recordaba muy vagamente, era de los que solíamos leer en el orfanato. Se me heló la sangre al recordar aquellos lugares. Pero no pude evitarlo al ver ese libro, había algo oculto en él, eso era obvio...
- como es que un libro infantil va a ayudarnos? -Pregunté.
- este libro pertenece a la persona que nos robó... muy profundamente, se identifica con él, aprovecharemos eso para buscarla, pero debemos ir más, por lo que acabo de ver no va a estar sola.
- como lo sabes?
- no lo sé, solo lo presiento. Debemos juntar más gente, iremos a shaanarid.
- pero eso es al otro lado del mundo!
- allí es adonde iremos, encontraremos a alguien que podrá decirnos donde se oculta la persona que osa tomar algo que no le pertenece, y reclamarlo como suyo.
- ella pretende usar el medallón?
- no... No puede. Pero nuestra misión es destruirlo, es muy peligroso para existir.
- bien -Intervino Dama- volveremos a casa y prepararemos el viaje a Shaanarid, una vuelta al desierto es mas larga, debemos llevar agua y provisiones.
- No Dama, cruzaremos por puente negro, nos aprovisionaremos como podamos, no tenemos tiempo que perder. Vairë(3) no va a esperar por nosotros...
Asintió, volteé a ver a Meylin, quien me miró con cara de preocupación, me acerqué y la abracé.
- estaremos bien, debamos terminar con todo esto.
- lo sé. -fue todo cuanto me dijo.
Caminamos lentamente fuera del cementerio... al salir encontramos un grupo de alsirios batallando en contra de unos syrtenses… al parecer algunos no aceptaban la nueva paz. Los alsirios eran fácilmente unos 20 o 30... A duras penas había diez de los nuestros...
Levanté mi arco, tomé una flecha. Al parecer las batallas no terminarían aún...
(1) Sangre
(2) Derrama tu sangre para ver lo que está oculto a tus ojos (traducción de internet, no me hago cargo)
(3) Vairë
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