sábado, 12 de septiembre de 2009

Capitulo 5 - Nuevos amigos

Abrí los ojos y miré hacia la ventana, me levanté. Aun me costaba creer todo lo que había sucedido el día anterior... de repente escuché ruido fuera de la habitación, me asomé para ver qué pasaba y vi como una pequeña semi elfa saludaba a Dama de forma muy efusiva.

- Damita! te extrañaba ! hace mucho que no te veía, que gusto!

- Holis clime! como estas wapa? ya echaba de menos a mi fiel aprendiza jajajajajaja.

Maipucino cazador, el hijo del viejo caballero Maipu, muerto en shaanarid semanas atrás. Y un tirador llamado TAMANA sonreían y abrazaban a la mujer que llegaba al parecer de algún viaje, en un instante la Dama se había acercado.

- Holis Bel, buenos días... mira, te presento a Climene, mi fiel aprendiza y una de mis mejores guerreras.

Estaba un poco aturdido porque recién me levantaba, pero me las arreglé para balbucear un escueto "es un placer". Al tiempo que vi como Anyelis se acercaba también a saludar.

Escuché un ruido a mi espalda y me volteé para mirar, solo vi un rápido reflejo dorado y una puerta semi abierta... me acerqué despacio... y súbitamente una mano pequeña sujetó el cuello de mi armadura forzándome a entrar en la habitación.

- Buenos días -dijo Meylin, jugueteando con un mechón de mi pelo.

- Muy buenos días señorita -dije, acercándome para besarla.- no era necesario que me secuestraras.

Puso cara de pensativa por un par de segundos y luego dijo:

- Seeeeeeeeeee

Reímos.

- No quiero que te alejes mucho de mí, hoy tengo ganas de pasarlo contigo -dijo.

- eso no será un problema. -dije, asintiendo lentamente.

Salimos, comimos algo y nos dimos una vuelta por los alrededores, las praderas que rodeaban Herbred eran realmente agradables, encontramos un bonito lugar, con unas columnas cubiertas por un ligero musgo, nos sentamos cerca, hablando de mil cosas mientras Anyelis conversaba con la Dama, solo las vi, ya que pasaron hasta perderse de mi línea visual.

Los muchachos habían salido también, estaban jugando con Climene, quien retó a algunos ciclopes salvajes cercanos y terminó en un pequeño duelo con algunos de ellos.

Una pareja se distraía matando bichos por ahí, los recordaba como Gatuna y Gatuno, dos cazadores jóvenes recientemente integrados al clan.

- Vamos de caza -gritó la dama- vamos cachorritos.

En un momento todos estaban cerca, emocionados ante la idea de realizar una incursión hostil en territorio enemigo.

- Creo que deberíamos ir. -dije.

- Sip, debemos ir - respondió Meylin.- la cacería es para ustedes, es algo así como una bautizo.

- ah jajaja bueno no querría perdérmelo, vamos.


- Iremos hacia puente blanco, luego hacia pantano y de ahí a Shaanarid, luego regresamos. - Esas fueron las instrucciones de la Dama.

Todos íbamos caminando alerta, a la espera de cualquier señal que delatara la presencia hostil de algún enemigo. Pero extrañamente no había nadie.

Climene se había adelantado bastante del grupo y caminaba como quien se pasea por el jardín de su casa.

Dama y Maipucino, los dos cazadores, la seguían muy de cerca. Detrás iba Anyelis y poco detrás Meylin y yo.

Tamana se quedaba atrás para vigilar y cuidar de nuestras espaldas.

Venía pensando que era interesante esto de salir a cazar cuando escuche algunos gritos provenientes del frente, era Climene... se había topado frente a frente con una horda de ignitas, no menos de diez de ellos.

- Prepárense, cuiden sus defensas, podemos provechar la distancia, arqueros alineados, no llegaran hasta nosotros!

La voz de la Dama nos infundía valor, y la magia de Anyelis aumentaba nuestras fuerzas, en cuestión de segundos sentíamos la destreza de un felino y la fuerza de un oso, y encantaba nuestras armas para que hiriéramos más eficazmente.

En cuanto trataron de acercarse atacamos, derribamos a tres de ellos, eran guerreros jóvenes... inexpertos.

Los más experimentados esperaron atrás, sabían que no sería fácil acercarse, pero sonrieron al ver lo que hacia uno de los nuestros.

Era Climene, valiente, temeraria y estúpidamente avanzaba, aferrada con fuerza a su escudo y bloqueando muchos de los ataques de los ignitas.

Logró acercarse hasta uno de sus magos y lo derribó de un golpe en la cabeza mientras evadía un flechazo y bloqueaba un golpe del mazo de un bárbaro enemigo.

Todo fue muy rápido, la dama gritó: "Avancen!" y en milésimas de segundo estábamos corriendo hacia ellos, para ayudar a nuestra compañera; pero vimos como de nuevo el mismo mazo se dirigía hacia su cabeza, era un golpe demasiado fuerte que aturdió su pensamiento, perdió toda su coordinación, ya los ataques llegaban hasta ella, hiriéndola gravemente, protegida solo por su pesada armadura.

Habíamos minimizado las fuerzas enemigas, Anyelis protegía en todas las formas posibles a los que estaban más cercanos, con solo estar cerca de ella nos regenerábamos, era una maravilla. Nuestro poder mágico se regeneraba rápidamente también.

Se ocupó de Climene, curándola hasta que estuvo de nuevo en pié.

- no seas estúpida niña, no puedes avanzar así confiando solo en tu escudo.

- no confiaba solo en mi escudo mujer, confiaba en ustedes- dijo, guiñándole un ojo.

Y al instante se hallaba de nuevo entre los enemigos golpeando a quien la derribara anteriormente. Podíamos ver como la golpeaban sin piedad, pero era increíble ver lo mucho que resistía, al parecer se concentraba en minimizar todo lo posible el daño que recibía.

Pero de nuevo la aturdieron... la tiraron al suelo y no pude verla más, disparé un par de flechas, una de ellas rebotó en un escudo lleno de insignias ignitas, la otra se clavó en la pierna de un bárbaro... pensé que moriría nuestra compañera.

volteé a mirar a Meylin, me ocupaba de que estuviera lejos del alcance de los ataques enemigos, lo último que quería era que le hicieran daño, aunque aun así lanzaba hechizos por doquier, incinerando a los vivos y quemando a los muertos, invocando rocas filosas desde el suelo y desde el cielo, tormentas y relámpagos... era realmente una gran batalla.

La Dama y Maipucino atacaban desde posiciones más riesgosas que nosotros, pero se alejaban del daño para no ser objetivo de ataques continuos, Tamana se quedaba cerca de nosotros y nos cubría de quien pudiera acercarse mientras yo trataba de alcanzar a los que huían para curarse.

Escuché un gran ruido de metal chocando y volteé a ver, era un caballero... había arremetido el solo contra los ignitas que atacaban a Climene, arrojándolos a todos al suelo con un golpe de su martillo.

Climene hizo girar su lanza ensangrentada y alcanzo a casi todos quienes la rodeaban, matando a varios de ellos, luego con ayuda del caballero terminaron con los que aun estaban cerca.

Solo quedaban dos o tres cazadores enemigos que echaron a correr en dirección a Samal... no los íbamos a seguir.

- volvamos -dijo la Dama- y a ti Luis mil gracias -dijo, dirigiéndose al caballero.

- Lo que sea por ayudarte a ti ó a tus cachorritos Dama. Cuídate mucho.. Estaré por aquí cerca, como siempre. Vigilando por si me necesitan.

Anyelis estaba de rodillas junto a Climene que no había podido mantenerse en pié por más tiempo, susurraba un ligero cántico arcano, estaba curándola.

- sus heridas son graves, pero no es nada que no tenga remedio -dijo, mirando a la Dama.

- llevémosla al fuerte, no es seguro quedarnos aquí, volvamos.

Instintivamente tomé la mano de Meylin, quería asegurarme de que estaba bien.

- Estoy bien -me dijo- no me han hecho nada

Respiré más tranquilo, Tamana y Maipucino cargaban a Climene, Anyelis iba caminando cerca de Dama hablando muy despacio con ella.

Meylin y yo nos retrasamos un poco, pero no demasiado, la abracé rodeando su espalda y aceleramos el paso... no quería que nos encontraran enemigos desprevenidos, seguía siendo una zona peligrosa.

Maldito el momento en el que empezó esta guerra, quería que terminara, quería un mundo seguro... no quería tener que matar...

Anyelis me miró, había algo de esperanza en su mirada, pero continuó hablando con la Dama, sentí algo de curiosidad por saber lo que estaban hablando... y recordé lo que Anyelis me había dicho anteriormente sobre nuestro ush-er, quizás luego trataría de ver que se traía entre manos.

En cuanto llegamos al fuerte Anyelis buscó algunas yerbas para hacer una poción curativa, para Climene.

Todos estaban tranquilos, sabían que se recuperaría, aunque yo al verla sonreír solo pensaba en que tan estúpido o valiente se requiere ser para correr solo hacia el frente de una batalla...


Quizás nunca lo sabría...


Un saludo a Luis X, de todo el clan perras
esperamos que recuperes tu cuenta, amigo.

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